La pelota al 10 y la lapicera a Cristina
La disputa del FDT sobre si PASO o candidato único (entre 470 y 495)
El poder tiene símbolos, el cetro, la corona, el bastón, el sillón de Rivadavia… demasiados ceremoniales para nuestra realidad conubarnizada. En cambio la lapicera, tiene esa cercanía, esa pragmática brutalidad: firma el decreto, el cheque o pone los candidatos en la lista. Corta.
Podremos recordar al de Alberto Fernández como el gobierno de la lapicera prestada. Un experimento político disfuncional donde el poder político y el poder institucional no coincidieron y sus tensiones se tradujeron en una parálisis frente a un contexto de emergencia.
Alberto renunció a su candidatura. Los últimos 3 presidentes decidieron no ser parte de la próxima contienda electoral. Políticamente, con las particularidades de cada caso, las tres decisiones tienen algo en común: ninguno ganaba. Y en sí mismo es un síntoma, tanto de un cambio de ciclo, como de los desafíos que están por delante.
Volvamos a la lapicera. La que CFK se excusó de no tenerla, en su primera carta y le pidió a AF que la use, cuando aún compartían actos. La que Gerardo Martínez le regaló al presidente, en la versión albertistista del “¡Hagan algo!” que un obrero le había rogado a Macri. La lapicera prestada que AF nunca se determinó a usar ni a devolvérsela a Cristina. Con su candidatura hizo lo mismo… no voy yo, pero tampoco te dejo que decidas…
Y sobre eso se habló el sábado en Ensenada y Ferro. Lo que queda del “Albertismo”, ya jugados, se expresan desafiantes ante La Cámpora. El más brutal, Aníbal siempre, apuntó a “la soberbia” de la agrupación que conduce Máximo Kirchner. Quieren sobrevivir y lo hacen anunciado PASO. El candidato es Scioli, pero sacaron también a jugar a Rossi, por si el escurridizo embajador se acerca demasiado al otro bando.
Mientras el kirchnerismo sólo habla de Cristina y alimenta la expectativa que el jueves en La Plata la líder revea su “proscripción” (no voy a insistir en el malabar conceptual que exige la utilización de este concepto para la situación de CFK), el dólar sigue escalando… (470) y complica cada vez la fórmula planeada por la lapicera K: Massa-De Pedro.
Massa, y a otra escala Katopodis también, serán de los pocos que puedan mostrar un saldo a favor de su paso por el gabinete de AF. Pero ser candidato a presidente siendo ministro de economía en medio de esta situación, es algo que roza lo inverosímil y sólo es aún pensable porque se trata de un personaje único en la escena política nacional, como el tigrense.
Pero además de la lapicera, para ser candidato Massa necesitará dólares que paren la corrida (levanto la cabeza y el zócalo de la TV dice “476” y solo escribí dos párrafos). ¿Y si el condicionamiento del Fondo para darle los dólares es una devaluación? Hoy el tándem Kirchnerismo-Frente Renovador, no tienen plan B visible.
¿A dónde podemos ver algo de esta interna traducida en el territorio? Hurlingham, claro. Vamos…
HURLINGHAM
Las tensiones Alberto-CFK tienen su traducción territorial más lineal en Hurlingham, el pequeño distrito del oeste del conurbano que gobierna “Juanchi” Zabaleta en su segundo mandato.
Zabaleta fue el más albertistas de los intendentes, venía junto a AF de la fallida experiencia randazzista del 2017. Durante la primera parte del mandato era habitual verlo en el primetime de la TV defendiendo la gestión del presidente. No se iba del territorio porque su segundo era Damián Selci, de La Cámpora, que hace tiempo venía disputando poder en Hurlingham, liderada localmente por Martín Rodríguez, subdirector ejecutivo del PAMI.
Las tensiones entre el intendente albertista y la agrupación cristinista se mantuvieron bajo una cierta raya durante la pandemia, hasta que en el 2021 La Cámpora presentó lista para disputar PASO. Zabaleta levantó el guante, y se puso a él mismo, siendo intendente, encabezando la lista de concejales. Dos días más tarde (en el conurbano la fecha límite de presentación de listas no es muy taxativa), mediación de Katopodis y Larroque, se acordó lista de unidad. Zabaleta fue designado ministro de Desarrollo y Damián Selci quedó al frente del municipio de forma interina.
La Cámpora gestionó poco más de un año, buscando instalar la figura de Selci de cara al 2023. En octubre del 2022 Zabaleta volvió. “Tiene que recuperar el distrito” nos comentaba entonces con guiño corporativo otro intendente del conurbano que también había dejado su tierra, pero que no sufría la amenaza de perder el liderazgo territorial.
Después de un primer intento de convivencia, en la que nadie creía, dentro de la gestión, todo voló por los aires antes de llegar al verano. La Cámpora quiso recuperar la presidencia del Concejo Deliberante que ocupaba Selci antes de su interinato, pero ni los ediles de Zabaleta, ni los de Juntos dieron quorum. Semanas más tarde Zabaleta echó del gabinete a todos los dirigentes camporistas.
Hurlingham comenzó el año sin presupuesto y en pie de guerra. Zabaleta no quiso pisar el Concejo Deliberante con mayoría K y abrió sesiones por zoom, mientras los ediles de La Cámpora se burlaban de la escena bizarra y la interna seguía escalando en tensión.
Las últimas dos escenas de esta novela, que seguro nos dará mucho que hablar en este año, son Zabaleta acordando con Juntos la conformación de las comisiones en el Concejo Deliberante y La Cámpora difundiendo un video donde se ve a Zabaleta en su auto acercándose a una una militante de y diciéndole “vamos a las PASO”. La agrupación denunció que el intendente “increpó” a una joven de 19 años en el marco de un “clima enrarecido”.
Salimos de Hurlingham y su interna. Levanto la mirada y el zócalo de la TV dice “495”. Respiro profundo y hago un llamado mientras salgo de la oficina cruzo el jardín y voy hacia la cocina. Esta entrando Cecilia que llega de Don Torcuato y trabaja en casa. Espera a que termine la llamada y me pregunta: “Mucho lío, no?”. Asiento y sigo. Me voy pensando en que la leche y la carne subieron más que el dólar blue en los últimos meses, pero nunca antes me había preguntado esto. Claro, el dólar no es un precio más, es el termómetro popular de cómo está la cosa.
Escribir sobre la interna peronista, hoy, tiene algo de surreal. El conurbano también.